EL INICIO DE APIZACO

Se trata de una máquina constituida casi en su totalidad por piezas de madera de roble.
Las partes más importantes son:
- La rueda, con un diámetro de tres metros y una serie de cucharas (a menudo dieciséis) repartidas regularmente en elperímetro, sobre las que impacta el agua que baja por el canal, produciendo el movimiento de la máquina.
- El eje que gira solidario a la rueda y por medio de unas levas hace mover los mazos.
- Los mazos, son dos que al caer golpean los paños que están situadas en la cuba.
- La cuba es el lugar en el que se colocan los paños. Está constituido a partir de un tronco de 230 cm de largo y 95 cm de diámetro que se excava en el centro hasta conseguir el hueco necesario para el sufridero de los mazos y los paños.
se estableció en la ciudad de Apizaco entre . Murió en 1560, año en que de acuerdo con Francisco Cervantes de Salazar (1914: 242) en Tlaxcala había 100,000 vecinos, dejando a sus descendientes estancias de ganado, labores de tierra, un obraje, un molino y una casa. De los tres hijos varones, Juan y Diego se dedicaron a las tierras y al ganado, mientras que Francisco trabajó el obraje, el molino y una pequeña dotación de tierra y ganado (Szewezky 1976: 145). Con toda seguridad él ya contaba con importantes extensiones de tierra, ya que hacia fines del siglo xvi, en 1590, Gaspar Rodríguez de Villanueva (deudor) y Francisco López Arrones (fiador), se obligaban a pagar a Cristóbal de Ontiveros y a Alonso de Nava, gobernador de Tlaxcala, 3,549 pesos por razón de 2,366 cabras (AGET, Registro de Instrumentos Públicos, libro 8, ff. 50-51v, 1590) y un año después Francisco López Arrones vendió a Gaspar González del Moral y a Juan Olivares, 8,000 carneros (AGET, Registro de Instrumentos Públicos, libro 8, ff. 156-158, 1591).
El documento anterior de 1608 es un escrito de Francisco López arrones hijo y heredero de el obraje de don Juan arrones
Es claro que los hermanos López Arrones también se dedicaron a algunas actividades comerciales, entre la que destaca la compra y venta de ovejas o lana, y no precisamente para abastecer el obraje instalado en Apizaco, ya que el propio Francisco realizó, a finales del siglo XVI y principios del XVII, importantes compras de estos productos para emplearlos en el obraje. Estas compras se realizaron tanto a particulares de Puebla y Tlaxcala como a la Compañía de Jesús de Puebla, quien en 1590 vendió a Francisco 2,000 arrobas de lana a un peso dos reales cada una (MMNAH, Serie Tlaxcala, rollo 16, 17 de julio de 1590). Sin embargo, al interior de un obraje las condiciones de trabajo no eran las óptimas ni las más seguras. Fue por esta razón que la Corona intentó legislar en torno a las condiciones de trabajo en los obrajes. Después de varias Disposiciones, el 24 de noviembre de 1601 se decretó por Real Cédula que ningún indio debería trabajar en los ingenios ni en los obrajes de la Nueva España, con la única excepción de que ellos fueran los dueños de los mismos. Su trabajo debía ser suplido por mano de obra negra. Los obrajeros protestaron y dieron sus argumentos: los negros resultaban muy caros y eso encarecería el producto, con lo que se dañaría la economía textil y las ramas de las cuáles se abastecían. Efectivamente, el costo de un “buen negro” era de alrededor de 400 pesos oro, aunque se llegaban a conseguir por menos. Ante esta situación, se promovió un ensayo por parte de las autoridades virreinales, que se aplicó en la ciudad de México, como se observa en un documento fechado el 30 de abril de 1604 (Archivo General de Indias, México 26, No. 17-C). La corona intentaba proteger a los trabajadores indios, pero no sabía cómo. Dictó leyes que no fueron respetadas; nombró jueces especiales para vigilar las acciones al interior de los obrajes, pero no siempre evitaron los abusos y la corrupción que se cometían en ellos por lo que aplicó fuertes sanciones económicas y dictó medidas judiciales que tampoco resolvieron nada, ya que los malos tratos continuaron, principalmente hacia los operarios indios.
algunas veces los obrajeros fueron declarados culpables por maltratar a los indios, encerrarlos contra su voluntad y no darles de comer como lo señalaba la ley, tal y como sucedió con Francisco López Arrones, quien en una visita practicada a su obraje de Apizaco en 1602, fue multado con 60 pesos de oro común; Francisco Barragán en 1608 pagó 50 pesos de oro común y en 1613 Miguel Galiano fue condenado por Antonio de Miono, Alguacil de la Comisión de Obrajes de Tlaxcala, a pagar 100 pesos de oro común, con la advertencia de que si las anomalías continuaban en su obraje, se aumentaría la multa a 500 pesos de oro común. Seguramente estas medidas debieron representar fuertes gastos a los obrajeros, sobre todo si tomamos como ejemplo que el costo del equipo de un obraje pequeño vendido en 1600 fue de 52 pesos, y constaba de tres telares de sayal, dos pares de cardas, seis tornos de hilar, una tina y una romana. Es posible que las multas impuestas a obrajeros como Francisco López Arrones fueran pequeñas debido a sus relaciones personales con las autoridades locales. Este obrajero se casó con María de Ávila, hija del notario Gaspar Rodríguez de Villanueva
Pero no fue hasta 1632 que por peticion de Luis Garcia Najera y Luis becerra su primo que realizaron la peticion de la fundacion de el pueblo